por VeoBio | Abr 24, 2016 | Crianza
Estoy sumergida en pleno puerperio, por segunda vez. Que diferente es del primero que viví. Son dos personas diferentes, pero también es diferente todo lo que acompaña. Vivimos en otro lugar, nuestra situación familiar es diferente, nuestra situación laboral es distinta, nosotros hemos cambiado. Pero las necesidades de los bebés son las que son, independientemente de todo lo que le rodea «Comunicación permanente, alimentación permanente, contacto permanente» estas necesidades han de ser cubiertas. Así que tratamos de conciliar nuestra vida laboral y familiar.
Cada etapa en nuestra vida nos aporta varios aprendizajes, pues bien , la llegada de Violeta y sus necesidades me están invitando a reflexionar sobre el vínculo entre el bebé y las personas que le rodean.
«El vínculo de apego se forma a partir de la necesidad de protección y cuidados que necesita el bebé como el contacto, el sostén, la voz y la mirada de la madre, el calor y el olor de la madre; y también de las conductas de apego como el llanto, la risa, la succión, que son aquellas que mantienen al adulto a una distancia adecuada en cada circunstancia; estableciendo un lazo afectivo entre la madre y el niño que les impulsa a estar unidos en el espacio y en el tiempo» John Bowlby
Durante todo el embarazo se establece una relación tónica-emocional con el bebé. Los intercambios tónico-posturales que realiza el bebé están en acople con las sensaciones tónico-emocionales y los cambios posturales que realiza la madre. El deseo de tener o no al hijo, expectativas, temores, fantasías, proyectos, la historia personal, familiar y social que rodean al embarazo condicionan ya las características de la relación. La madre establece el vínculo de apego desde el mismo momento que es consciente del embarazo.
El bebé presenta conductas tónico-posturales que le acercan al adulto, Bowlby lo denomina APEGO. El vínculo se va desarrollando hacia aquellas figuras con las que el bebé tiene una interacción. El niño posee capacidades muy tempranas para establecer su vínculo de apego, por ejemplo el reconocimiento del olor maternal, desencadena reacciones de bienestar, colocar una camiseta con el olor corporal de la mamá, favorece que él se relaje, y ayuda a que el bebé permanezca algún ratito sobre la cama si es necesario.
El desarrollo del niño está íntimamente ligado a la formación y desarrollo del vínculo de apego con la madre. El contacto, las caricias, constituyen la primera forma de comunicación entre la madre y el bebé, es a partir de donde se realizan los primeros aprendizajes, y de donde nace el afecto y el amor. Una de las cosas que nosotros tratamos de hacer con frecuencia es el masaje infantil a Violeta. Luna y Victor se lo hacen a Violeta, es una forma muy bonita de favorecer la vinculación entre hermanos, luego Luna también quiere masaje, claro.
El vínculo de apego son las relaciones afectivas que el bebé establece con las personas que le rodean. El niño/a lo establece como la confianza y seguridad que deposita en la madre, padre, abuelos…
Es sorprendente como desde tan bebés son capaces de reconocer a las personas cercanas que le rodean, el olor, la voz, el tono corporal… favorecen que el bebé se vincule afectivamente.
En nuestro día a día convivimos con varias familias, en comunidad, Violeta las reconoce desde hace tiempo, ha establecido una relación diferente con cada una, siendo de gran ayuda para nosotros la aclamada tribu durante la crianza. Pero también hay personas que ella no ve en su día día con los que ya existe una vinculación, y es que con la mirada, con nuestro tono al sostenerla… le trasmitimos muchas cosas, hasta el vínculo familiar, como el de los abuelos, tíos, sobrinos… no la ven todos los días, pero cuando ella está con ellos se percibe esta atracción, amor, vinculación que hay entre ellos.
Poco a poco y a medida que van creciendo , comienzan a elaborar un sistema de apego, que consiste en un patrón de conductas destinadas a mantener la atención y cariño de su figura de apego. Los estilos de apego creados en esta primera etapa de la vida, tienen una importancia crucial puesto que el patrón de conductas aprendido se tenderá a repetir en el futuro.
Es alucinante como funciona el instinto de supervivencia de un bebé, y como se van adaptando a la situación que les rodea.
Así pues, nuestra segunda crianza esta siendo muy diferente a la primera. Al nacer Violeta nuestra organización familiar se desestabilizó, habíamos logrado un equilibrio perfecto entre las necesidades de cada uno de nosotros tres. Al llegar Violeta se desequilibró, éramos uno más, y ella tenía otras necesidades. Tardamos un tiempo en adaptarnos a nuestra nueva situación. El trabajo de cada día hace difícil poder acompañar a Violeta desde el lugar que me gustaría. Pero es alucinante como ella ante esta situación ha generado sus propios recursos para que sus necesidades estén cubiertas. Así pues desde que nació, nos demanda brazos durante muchos ratos al día. De esta forma se hace presente. Así que además de volvernos super habilidosos a la hora de cogerla y escribir con una mano en el teclado del ordenador, también practicamos porteo durante varias horas al día.
Con Luna nos informamos de todos los beneficios que tenia el porteo. Teníamos muy claro que el bebe necesita contacto y brazos ,sobre todo hasta que logra el desplazamiento por si mismo. Son 9 meses intra utero y 9 extra-utero.
Así lo realizamos. Nos escuchamos varias veces la frase de » se os va acostumbrar» o » que lista solo quiere brazos.» Pero teníamos muy interiorizado las necesidades que ella tenía y que nosotros queríamos acompañarla de esta manera. Ahora con Violeta el porteo esta siendo fundamental. Porteamos por disfrute y por necesidad nuestra y de Violeta. Porteamos haciendo la comida, recogiendo la casa, fregando, barriendo, acompañando a Luna, trabajando…haciendo paquetes, en los mercadillos y ferias… Ahora yo me pregunto, ¿cómo lo hacen las madres que no portean?
Ahora existen muchas opciones para portear, fulares elásticos, mei tai, mochilas, bandoleras… es importante informarse de todas las posibilidades que hay y cual se adapta mas a nuestras necesidades. Nuestra compañera Laura, de Pajarito Pinzón, Psicóloga y Asesora de porteo, ofrece acompañamiento a las familias para elegir su portabebes ergonómico adecuado, en su web podéis encontrar gran variedad de ellos. Os animo a hacerle una visita pinchando aquí.
A través de la piel se integran aprendizajes que provocan una respuesta psicomotriz y emocional del niño. Conteniéndolos en nuestros brazos, porteando… entramos en comunicación con ellos a través del tono muscular, postura, movimiento. Estas reacciones tónico-emocionales y dinámicas son desencadenadas o modificadas por los estímulos que recibe el niño, y por la presencia o acción de las personas que le rodean. Estas a su vez van a constituir señales para los adultos cercanos, expresando una demanda para obtener una respuesta. Esta respuesta a su vez también será interpretada por el bebé desde el lenguaje tónico- postural- dinámico de la madre.
La gratificación, el alivio, bienestar y placer del bebé, es el resultado de un acople tónico- emocional entre el bebé y la madre, que van a instaurar y reforzar el vínculo afectivo entre ambos. Las emociones se plasman en el tono, y este a su vez se refleja a través del gesto y la postura en el movimiento.
Si el vínculo de apego genera en el bebé sentimientos de protección, confianza y seguridad éste va a poder ir poco a poco explorando el espacio, los objetos, y las personas que le rodean dando forma y contenido a su tiempo y su espacio.
El vínculo de seguridad y confianza es aquel que genera independencia y motivación para la exploración del espacio, los objetos y personas que rodean al niño. El niño va progresivamente conquistando el espacio y permaneciendo en sus juegos. Por el contrario los niños privados muy tempranamente de figuras de apego significativas renuncian progresivamente a la «exploración», tienden hacia el aislamiento y la desconexión.
Cuando un niño/a tiene cubiertas sus necesidades básicas, alimentación, higiene, comunicación, afecto… se siente seguro y confiado, pudiendo explorar con libertad lo que le rodea.
Ana Remacha
VeoBio/lo natural es jugar
Fuente:
Noelia Losa. Psicomotricidad Vivenciada.
Centro de formación Psicopraxis.
por VeoBio | Oct 4, 2015 | Crianza
» Es que es mala comedora…»
» No le gustan las verduras…»
» Míralo, el dulce si, pero las lentejas ni ver ¿no?»
» Si te comes esto, podrás comer postre»
¿Cuántas veces hemos escuchado esto de niños?
Lo primero en lo que tenemos que pensar cuando queremos comenzar a acompañar en la alimentación a nuestros hijos es ¿ que relación tengo yo con la comida, con el alimento?
Cuando yo me planteé esta pregunta me surgieron muchas dudas, Luna todavía no estaba en nuestras vidas, pero durante mi formación me di cuenta que algo tenía por descubrir.
Realicé una dinámica con alimentos. Teníamos que permanecer con los ojos cerrados o vendados. Y desplazarnos por la sala donde nos habían colocado diferentes alimentos. Nos propusieron desplazarnos e ir descubriendo lo que había por la sala. Explorar con nuestros sentidos, pero privándonos de uno, la vista. Cuando comenzamos la dinámica yo me sentía segura, a mi ritmo iba explorando el espacio, cuando llegaba a una superficie donde había comida, la tocaba, la olía e intentaba averiguar de que se trataba. Lo realicé con varios alimentos , y me di cuenta de una cosa, podía sentir que lo tocaba era una fresa, su olor era de una fresa, pero no me lo podía comer, no la podía probar.
Cuando expusimos como nos habíamos sentido con la dinámica, yo expliqué lo que me había pasado y nuestra acompañante, me invitó a reflexionar sobre ello, a pensar en mi infancia, ¿ por qué no podía comer algo que no veía? La vista es uno de los sentidos más potentes, cuando la inhibimos ( cerramos lo ojos), los demás se acentúan, se abren. Cuando no podía ver lo que comía me sentía insegura, en definitiva no me fiaba. Profundicé en esto, hablé con mi familia, a ver que es lo que ellos me trasmitían sobre mi relación con la comida. Y comencé a recordar experiencias. Recordé como en la guardería me obligaron a comer arroz con leche, y como automáticamente lo devolví (ahora solo con oler la canela me entran nauseas….) Empecé a conocerme un poquito más. Sentí y comprendí que obligar a un niño/a a comer algo que no desea, es como si a mi ahora me obligaran a comer arroz con leche.
No debemos obligarles a comer si no tienen hambre, ni castigarles ni premiarles por haberse comido algo o no. Porque si realizamos esto, la relación que tendrán con ese alimento será de una imposición ( me lo tengo que comer porque me lo dicen y no porque disfruto comiendomelo) o una recompensa ( si me como esto, después comeré chocolate).
Tampoco es recomendable que el momento de la comida se haga frente a la TV. Su atención esta en eso que esta viendo, no en la comida. Por lo que no puede integrar los sabores, olores…de lo que come. Es verdad que muchos niños mientras ven TV comen, podríamos meterles en la boca una comida que sabemos que no les gusta y se la comerían. Pero, ¿ porque pasa eso? reflexionemos… La realidad es que no esta percibiendo eso que tiene en la boca, se lo come, si, de forma automatizada, como una máquina, pero no esta permaneciendo con el alimento.
La relación del niño con el alimento comienza por como nosotros nos relacionamos con el propio alimento. Si para nosotros es mejor comida los macarrones que el pescado, esto se lo trasmitimos. Tenemos que conciliamos a nosotros mismos con los alimentos, sanar esa parte de nosotros en las que en nuestra infancia fuimos no respetados, y en la que alimentarse se convirtió en una obligación no en una exploración de los sentidos.
Cuando los bebes comienzan a tener curiosidad por los alimentos, se percibe en su mirada, en sus gestos, en su voz….La OMS recomienda iniciarse a partir de los 6 a 8 meses de edad, siempre respectando las señales de los bebés, que son los que deben guiarnos en ese proceso de introducir otros alimentos distintos a la leche materna o de fórmula. Cada bebé tiene su propio tiempo y ritmo. Lo cual se debe a que ingerir alimentos también implica un proceso madurativo a nivel neurológico que implica funciones tanto motoras como sensitivas.
En los bebes alimentados con lactancia materna su principal alimento es la leche materna. El resto de alimentos son objetos de exploración, lo importante no es la cantidad que comen los bebés sino la calidad de lo que ingieren y seguir respetando el principio de alimentar a demanda.
Cuando un bebe esta preparado para ingerir alimentos hay una serie de señales:
Al introducirle el dedo ya no lo succiona. El reflejo de succión que tenían cuando nacen ya no es un reflejo sino que es voluntario.
Se mantiene sentado.
Ha desaparecido el reflejo de extrusión ( ya no expulsa con la lengua el alimento o la cuchara al introducírselo en la boca)
Tiene curiosidad por lo que comemos, esto se percibe claramente cuando te quita la comida de la mano y se la lleva a la boca.
Cuando los bebes ingieren alimentos por primera vez es una explosión para sus sentidos. Por eso es recomendable que sean lo más naturales posibles y sin añadirles azúcar, ni sal.. Y que sea gradual, introduciendo un sólo alimento a la vez y repetir el mismo alimento entre 3 a 5 días para descartar posibles alergias.Se le pueden dar los alimentos en trozos cocidos o maduros en el caso de las frutas. Es importante que sean alimentos que ellos mismo puedan llevase a la boca, favoreciendo de esta forma el agarre.
Nosotros con Luna optamos por no preparar papillas y ofrecerle los alimentos troceados. Nos informamos mucho teníamos muy claro como lo queríamos hacer, pero como en todo durante la crianza, aparecen tus sombras.
Yo sabía la importancía de poder ofrecer la comida y dejarle explorar. Pero… tiene su dificultad. Cuando comen, no sólo se llevan el alimento a la boca, si no que también lo hacen al ojo, a la nariz, al pantalón precioso que le ha regalado la tia…
Cuando la observaba me tenía que morder la lengua, sabía que eso que se me removía por dentro era mío, que ella estaba plenamente disfrutando con esa porcinón de sandía. Pero aquello me costaba bastante….sobre todo si después de eso me pedía teta…estaba tan pegajosa…
Pero bueno, aunque estas situaciones nos sigan removiendo, lo primero es detectar que es algo nuestro, que no es que nuestro hijo sea un «cochino», es que esta explorando con todos sus sentidos.
Tenemos que tener en cuenta que el niño/a necesita moverse. Cuando comienzan andar, su principal motivación es desplazarse, de un lado al otro, sin ningún objetivo en concreto, solo el disfrutar de la sensación de estar en vertical y desplazarse con autonomía. En esta etapa la alimentación también es en movimiento, pueden permanecer sentados, pero poquito rato, la necesidad de exploración les llama a comer en movimiento. Esto es algo que a los padres nos cuesta, pues acompañarlos en este proceso puede destapar nuestros miedos. Tenemos que dejarles libertad de movimiento, es agotador para los padres hacer que permanezcan sentados, además de que puede generar un rechazo hacia el alimento. Se puede limitar a un espacio, por ejemplo la cocina, para evitar que pueda manchar. Más adelante cuando este preparado permanecerá sentado, comiendo, y no hará falta decirle que no se puede levantar, pues él será el que quiera permanecer en la mesa.
Nosotros comemos todos juntos, en la medida de lo posible. Vemos importante el poder compartir el momento de alimentarnos en familia, un momento de encuentro, de comunicación…en la que nutrimos nuestro cuerpo y nuestra alma. Esto favorece la curiosidad del bebé por los alimentos, por alimentarse…
También es importante que sean participes en la preparación de los alimentos. Cuando ellos participan en la elaboración de las comidas saben lo que llevan los platos de comida que se van a comer. Pueden ayudar con ciertas medidas de seguridad. Quitar guisantes de las vainas, batir huevos, empanar, hacer las croquetas, sándwiches, pan, galletas… son actividades con las que ademas, adquieren destrezas manipulativas, trabajan la coordinación, y la autonomía. Para ellos es una motivación cocinarlo y después probar lo que han elaborado.
Los niños observan, ven como nosotros nos relacionamos con la comida. Saben que alimentos hay en casa.
Hasta hace un año Luna no comía gominolas, en casa no tenemos porque no nos gusta, ella no tenía especialmente interés sobre esto, cuando niños/as de su alrededor comenzaron a comer, ella preguntaba y nosotros le dábamos las razones de porque no queríamos que ella comiera.
Teníamos muy claro que tarde o temprano las iba a consumir, pero no veíamos que ella tuviese realmente necesidad de probarlas. Hasta que un día vimos que en su juego reproducía situaciones con sus muñecos en los que ellos no podían comer y querían, ahí fue donde observamos que ya existía esa necesidad. Y buscamos una alternativa natural para que ella pudiese probar las gominolas.
Primero elaboramos caramelos caseros, y más adelante compramos gominolas y caramelos ecológicos. Cuando alguien le ofrece caramelos que no son naturales, nosotros le explicamos las razonoces de porque no queremos que consuma esto y se las cambiamos por unas ecológicas. Todavía no ha comido gominalas y caramelos no naturales, llegara un día que si que lo hará.
Pensamos que todo tiene que tener un equilibrio, si prohibimos a nuestros hijos algún alimento esto puede generar ansiedad por éste cuando finalmente lo coma. Para llegar a este equilibrio hay que estar en continua observación y escucha . Nosotros le explicamos que puede comer chocolate, pero una cantidad limitada, pues nuestro cuerpo no solo necesita azúcar para crecer y funcionar, sino que también necesita de otro tipo de nutrientes que contienen otros alimentos.
Tenemos que CONFIAR, confiar en nuestro bebé, en nuestro hijo. Escuchar sus señales, apoyándolo, acompañándolo en el proceso. De esta manera en el niño/a tiene la confianza y al seguridad de que sus necesidades son válidas y son apropiadamente atendidas.
Ana Remacha
VeoBio/lo natural es jugar
por VeoBio | May 28, 2015 | Crianza
¿ Cómo me siento?
¿ Qué es lo que me pasa?
¿ Por qué no puedo con lo que está haciendo?
¿ Por qué estoy enfadada?
…
Son preguntas que me hago cuando observo algo en Luna que me remueve por dentro.
Recuerdo una etapa en concreto, en la que su necesidad era tirar todas las cosas que se encontraba al suelo, todas, todas… yo iba detrás recogiéndolas, al principio no tenía ningún problema, pero cuando esta situación se repetía empezó a tensionarme. Sabía que era su necesidad, que estaba explorando lo que pasaba cuando caían al suelo, su sonido, su efecto, etc… pero en alguna ocasión, cuando el cansancio me podía, perdía la paciencia.
Retiré las cosas que estaban a su alcance que se pudieran romper si caían al suelo y coloque diferentes materiales que tenían diferentes efectos al caer. Si por alguna situación cogía algún objeto que se podía romper, me acercaba a ella y le verbalizaba » este objeto si se cae se puede romper, si necesitas tirar algo al suelo puedes coger este cubo de madera o esta pelota de goma»En alguna situación podía sobrellevarlo, pero en otras se me hacia muy duro.
La crianza es una búsqueda continua de uno mismo, es de gran importancia el poner límites y generar alternativas.
Fue cuando comencé la formación como Psicomotricista cuando escuche por primera vez hablar de Laura Gutman. Me leí varios libros, vi varios vídeos e incluso acudí a un seminario. Fue donde escuche esta frase:
» Cuando nacemos, los seres humanos esperamos encontrar la misma calidad de confort que hemos vivido durante 9 meses en el útero materno. Es decir; contacto permanente, movimiento permanente, alimentación permanente, ritmo permanente, comunicación permanente…»
Me hizo reflexionar mucho, sobre todos los aspectos que exponía, pero sobre todo en la comunicación. Desde que nuestro bebe está dentro de nosotras y más adelante cuando son bebes, niños/as, adolescentes…
Expresar nuestros sentimientos a nuestros hijos. Poder trasmitirles como nos sentimos ante diferentes situaciones con ellos, con otras personas o con nosotros mismos.
Si estamos tristes, enfadados o nerviosos, nuestros hijos sienten que algo pasa, y puede que esto les genere algo por dentro que no sepan explicar, cuando nosotras le ponemos palabras a lo que nos pasa, ellos se sienten más tranquilos, más seguros, sin embargo si no lo comunicamos podemos generar un sentimiento de intranquilidad que manifiestan de diferentes maneras, a través del llanto, rabia, agresividad… porque sienten una contradicción entre lo que sucede y lo que me dicen.
Cuando observo que Luna hace algo que no me gusta, intento ver porque no me gusta, que es lo que me pasa a mi con esa situación, con eso que ella esta haciendo, y si siento la necesidad se lo transmito.
Cuando comenzó a andar vivía con mucha ansiedad cuando estábamos en la ciudad. Cuando dan sus primeros pasos, exploraran como sus piernas se mueven, sostienen, como se mueve su cuerpo en posición vertical, experimentan el equilibrio, y buscan el desequilibrio, para volver a encontrar su equilibrio. Apenas han dado sus primeros pasos, que comienzan a correr, y caen, y vuelven a levantarse, y vuelven a caer…Es increíble observar todo este proceso, como en tan poco tiempo van alcanzando sus «quereres».
Cuando estábamos en casa, tenía terreno para explorar, caminos de piedras, rampas, hierba….infinidad de terrenos que investir con libertad. Pero cuando íbamos de visita a la ciudad…. bufff… que momentos… su necesidad era explorarlo todo, explorar los parques, explorar la acera, explorar la carretera…. y cuando cogía carrerilla… algo por dentro se me removía.
Iba detrás de ella corriendo para alcanzarla, y en ocasiones ella corría todavía más!!!! era su juego!!! Me ponía muy nerviosa, pensaba lo peor que podía pasar… supongo que no soy a la primera que le pasa.
Así que un día, cuando la situación me estaba superando le grité. Ella no se dirigía a la carretera, estaba en la acera con su prima, las dos corriendo, pero yo estaba hablando con mi hermana y cuando levante la vista estaba corriendo, así que me salió de dentro un grito, LUNAAA!!!!Ella se giro muy asustada, no suelo levantar el tono de voz, así que ella me miro, su gesto cambió y comenzó a llorar. Yo me agache, y le dije » te he asustado» ella seguía llorando, me abrazo, a mi me saltaron las lágrimas, cuando nos tranquilizamos, yo me disculpe y le dije «cuando estamos en Zaragoza, y te veo correr me pongo muy nerviosa, porque aquí pasan muchos coches y me da miedo que te puedan hacer daño, si necesitas correr podemos buscar un sitio donde no pasen coches, yo me sentiría más tranquila.» Ella me miro y asintió con la cabeza, así que nos fuimos todas a un parque y corrió.
A partir de entonces cuando íbamos a Zaragoza le explicaba esto. Y me di cuenta que eran las situaciones que no podía controlar las que me generaban esa ansiedad.
Desde que nació intentamos trasmitirle como nos sentimos. Cuando estamos enfadados porque lo estamos, cuando estamos tristes lo verbalizamos o lloramos, cuando una situación nos hace feliz se lo comunicamos… y esto facilita tanto las cosas.
Al no ocultarle nuestros sentimientos y expresarlos, le hemos facilitado herramientas para que ella también lo haga.
Asi cuando ella está enfadada nos los expresa, cuando esta triste lo comunica, cuando se siente feliz nos lo trasmite…
Nosotros le acompañamos en ese sentir cuando lo necesita y cuando necesita estar sola, ella es quien lo verbaliza.
Durante la formación me propusieron reflexionar sobre la importancia de expresar nuestros sentimientos a los niños, y no ocultarlos, como llevamos haciendo tanto tiempo.
Si no mostramos como nos sentimos, si no expresamos lo que nos pasa, como ellos van a poder hacerlo.
Nosotros pensamos que una de las partes más importantes en la crianza y en el aprendizaje, es la autoescucha, saber reconocer que es lo que me pasa a mí, para no proyectarlo en los niños.
Y en ello sigo… es algo que siempre trato de tener presente cuando estoy con Luna.
Ana Remacha
Terapeuta ocupacional. Psicomotricista educativa, reeducativa y terapéutica.
VeoBio/lo natural es jugar
por VeoBio | Nov 19, 2014 | Crianza
El comportamiento repetitivo de meterse todo a la boca de los niños entre 0 y 2 años, aproximadamente, no es solo natural y necesario, sino que es un deber de los adultos no restringirlo, prohibirlo o castigarlo, aunque hay que tomar precauciones para evitar que los pequeños se hagan daño.
Para Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, la etapa oral comienza con el nacimiento y se extiende hasta los 18 meses o un poco más. El autor describía esta fase como el momento en que toda la energía física, emocional y sexual, relacionada con los impulsos instintivos del ser humano se enfoca en la boca.
Todo comienza con la succión, pues para el recién nacido lactante es su primera vía de supervivencia y el medio para acercarse a su madre. La capacidad de mamar es innata en todos los mamíferos.
Desde que estamos en el útero materno, nuestra boca esta en constante movimiento, aprendemos, a succionar y deglutir el líquido amniótico. Este proceso se inicia a las 16 semanas de gestación, con la aparición del reflejo de deglución, y se completa más tarde, hacia las 20 semanas, con la aparición del reflejo de succión. Los bebés aprenden mientras crecen y maduran dentro del útero, pues se trata de un reflejo vital para su supervivencia.
Desde el psicoanálisis, es mediante la acción de succionar que el bebé experimenta, por primera vez, placer y sensación de gratificación. Y es precisamente a partir de esa edad que el niño empieza a entender que la mejor forma de conectarse con su mundo exterior y sentirse seguro es a través de la boca. Por eso, en los primeros meses es habitual verlo chupar una manta o un muñeco o, incluso, succionar sin un estímulo cuando está a punto de quedarse dormido.
En esta primera parte de la vida no está tan desarrollado el aspecto visual y auditivo. Un bebé no se contenta solo con mirar o escuchar un objeto, sino que buscará metérselo a la boca para poder conocerlo. Probablemente más adelante también querrá tocarlo y mirarlo.
Después de la succión, el bebe empieza a explorar otras funciones relacionadas con la boca como morder, masticar, desgarrar (en la alimentación complementaria) y hasta lamer. Todo lo anterior, además de permitirle explorar, favorece el proceso de la dentición, masticación y es el precursor principal del lenguaje.
De hecho, que el niño se lleve objetos a la boca es un comportamiento indispensable para que, más adelante, tenga un desarrollo lingüístico adecuado.
Coartar o limitar el uso de esta conducta exploratoria podría retrasar o desacelerar procesos en el desarrollo del lenguaje como el balbuceo, el gorjeo o la construcción de holofrases (cuando se emplea una sola palabra para comunicar una idea completa).
Cuando ya es capaz de coordinar acciones con las manos, se llevará a la boca cualquier objeto que tenga a su alcance. Esto pasa porque está más desarrollada que cualquier otra parte del cuerpo, principalmente por la necesidad de ingerir alimentos; por eso, se lleva cualquier objeto a la boca de forma instintiva. Esta etapa dura varios meses, y durante su transcurso hay que estar muy atentos a lo que tienen a su alrededor.
Por otro lado, cuando el bebe toma los objetos y los lleva a su boca empieza a entender que no todos tienen la misma textura, sabor o temperatura.
A través de este gesto es capaz de adquirir propiedades como el tamaño, la forma, la consistencia, el volumen. Va descubriendo nuevas sensaciones como caliente, frío, blando, húmedo, etc.
Cuando ya ha explorado de forma gradual, estas experiencias se acumulan y los bebés aprenden más cosas de los objetos como su funcionamiento y su utilidad. Esto forma parte de un proceso de aprendizaje complejo que pasa por una serie de etapas.
Si se le inhibe de forma repetitiva, por miedo o inseguridad del adulto, puede ocurrir que el bebé no alcance las metas propias de la edad que esté cursando.
Cuando nuestros hijos/as comienzan a llevarse los objetos a la boca es necesario que su entorno este preparado para la libre exploración. Por lo que no dejaremos a su alcance objetos pequeños con los que se pueda atragantar, quitaremos los objetos punzantes, tóxicos o que representen una amenaza.
En el caso que se lleve algo inapropiado a la boca, le daremos otro para reemplazarlo, explicándole previamente porque no se puede meter ese objeto. Evitaremos decirle que «no» a todo lo que coja, y no le gritaremos por hacerlo.
Para ellos es una necesidad, es su forma de explorar, somos los adultos quienes tenemos que estar en constante observación y adaptar el espacio a sus necesidades.
Durante esta etapa es importante ofrecerles objetos naturales, con diferentes texturas y formas. La madera no es lisa y fría, sino que es rugosa, tiene nudos y es cálida, al tocarla y chuparla los bebes reciben mucha información del objeto. Por eso son ideales para la estimulacion sensorial.Los juguetes y material educativo que ofrecemos en VeoBio están elaborados con tintes vegetales por lo que los bebes podrán explorarlos con seguridad.
Dejar que nuestros hijos se lleven objetos a la boca les permite aprender las características del mundo que le rodea. Si le prohibimos este gesto por sistema, estamos impidiendo que utilicen su más primitiva e instintiva forma de conocer su entorno. Deberíamos hacerlo sólo en caso de peligro para su integridad física.
El niño seguirá utilizando la boca en la exploración de objetos, sin embargo poco a poco deja de ser la principal forma.
Ana Remacha, Veobio/lo natural es jugar.
Fuente: Melissa Serrato, Maria Algueró.
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